jueves, 20 de diciembre de 2012

Él y yo hasta el infinito

Caminamos de la mano por la senda. Le miré a sus ojos avellana, vislumbrando una pizca de tristeza. La falda de mi vestido fue atacada por una ráfaga de viento que me hizo ruborizar al escuchar la risa del chico que estaba a mi lado. Agarré su mano y él la mía, con fuerza. Me descubrí dándome la vuelta cual cobarde e intentando huir, prohibida por la mano que me cogía poderosamente. Mi pelo flotaba tras mi espalda, salvaje. Le di un dulce beso en la mejilla, sabiendo que podría ser el último que él recibiría. Le pregunté si quería dar media vuelta. Respondió con un conciso "no". Y yo le imité, aunque en el fondo estaba realmente asustada. Un sólo paso más... Fui arrastrada por la corriente, y arrastré conmigo a mi acompañante. No era el fin del mundo. Era el infinito. Nosotros éramos el infinito. No había sido un error ir hasta allí. Ahora estaría con el hasta el infinito. Y más allá.

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